Yudy Claribel Carela Cueva tenía 47 años y una esperanza: empezar de nuevo. Después de 20 años atrapada en una relación marcada por el control, la manipulación emocional y el abuso psicológico, finalmente se había atrevido a buscar su libertad.
Pero el deseo de vivir en paz le fue arrebatado el viernes 23 de mayo, en la comunidad Quita Sueño del municipio Haina, provincia San Cristóbal, cuando su expareja, Teodoro Ventura Labegar, la condujo a una trampa disfrazada de ayuda… y la asesinó.
Fue su hija mayor, Lidia María Moro Carela, quien narró los días oscuros que precedieron la tragedia. Una historia de supervivencia emocional, de intentos por sanar, de alertas ignoradas y de un desenlace que parecía temido desde hacía tiempo.
Una relación marcada por el miedo
Durante dos décadas, Yudy convivió con un hombre al que los familiares de ella describieron como narcisista, controlador e impredecible.
Aunque nunca la golpeó físicamente, su violencia fue constante: la enfrentaba, la desacreditaba, la consumía emocionalmente, narró la mayor de sus hijos.
Antes de Yudy irse de la casa, vivieron bajo el mismo techo, pero dormían en camas separadas, compartiendo la sombra de un vínculo que ya no era amor, sino amenaza.
Recibe en tu bandeja de correos un resumen semanal de las principales noticias de interés para la diáspora dominicana y Estados Unidos.
Lidia María narró que su madre comenzó a acudir al psicólogo, porque quería curarse. Quería tranquilidad. «Decidió irse de la casa por su sanidad mental más que otra cosa. Pero él se obsesionó».
Se obsesionó a tal punto que comenzó a difamarla en la comunidad de Quita Sueño. Pese a los ataques, ella guardó silencio, segura de que la verdad no necesitaba defensa.
La familia, consciente del peligro, tomó precauciones. Instalaron cámaras con reconocimiento facial que alertaban cada vez que él se acercaba a la casa donde ella se encontraba.
Vivían en estado de alerta constante, con miedo de que algo grave sucediera. El mismo miedo que tantas mujeres sienten, pero que tantas veces es ignorado.