Fue sepultada la tarde de este sábado la niña de 4 años que perdió la vida en un trágico accidente de tránsito ocurrido el pasado martes en la autopista Las Américas, donde una patana estacionada sin señalización provocó una desgracia que ha conmovido a la sociedad.
Con profundo dolor y entre muestras de indignación, familiares, amigos y vecinos dieron el último adiós a la pequeña Sara Harper Sánchez Valerio, de apenas cuatro años de edad, quien falleció el pasado martes 8 de julio tras el impacto de la yipeta en que viajaba junto a su familia contra una patana mal estacionada, sin luces ni señales de advertencia.
Los restos de la pequeña permanecieron en la morgue del centro de salud, dónde llegó muerta el mismo día del accidente por errores en el llenado del certificado por parte de la médico legista del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) que realizó el levantamiento.
Los familiares acudieron al Inacif para que los errores emitidos en dicho certificado -como día y hora del deceso, tipo de muerte calificada como no violenta, así como el de muerte que decía en la vivienda y un centro de salud privado- sean esclarecidos porque contradice todo lo relacionado al fallecimiento de la menor.
El sepelio se llevó a cabo en el cementerio Cristo Salvador, donde se vivieron escenas desgarradoras. La madre, que no viajaba en el vehículo al momento del accidente, permaneció desconsolada en el sepelio.
La tragedia ocurrió alrededor de las 7:45 de la noche, cuando la familia se desplazaba por la autopista Las Américas. Producto del choque, la niña falleció en el acto y su hermana de seis años resultó gravemente herida, siendo intervenida quirúrgicamente en el Hospital Pediátrico Hugo de Mendoza.
Accidente pudo evitarse
La familia ha exigido justicia y ha denunciado la imprudencia del conductor del vehículo pesado, quien luego del accidente encendió las luces de la patana, acción que ha sido interpretada como una burla o intento de encubrimiento.
El hecho ha puesto nuevamente en el centro del debate la negligencia de muchos conductores de vehículos pesados y la necesidad urgente de modificación de la Ley de Tránsito No. 63-17 en la República Dominicana.